- Martha Montoya
- 16 jul
- 2 Min. de lectura
En medio del ajetreo cotidiano, a veces olvidamos que el cuerpo no solo es una estructura que nos sostiene, sino también un espacio sagrado donde se manifiesta una inteligencia silenciosa. Observar un ramo de flores secas puede parecer un gesto simple, pero es también una metáfora poderosa de cómo la vida permanece, incluso cuando ya no se ve tan evidente.
Así como esas flores, que una vez frescas ahora se mantienen en equilibrio, forma y armonía más allá del tiempo, nuestro cuerpo guarda una memoria profunda de salud, vitalidad y autorregulación. Incluso en momentos de enfermedad, dolor o desajuste, hay en cada célula una fuerza interna que sigue intentando restablecer el orden perdido. La osteopatía integrativa lo observa: ese pequeño movimiento en la fascia, ese suspiro del tejido que aún busca reorganizarse… eso también es vida en acción.
🔬 Autorregulación: cuando el cuerpo se escucha a sí mismo
La autorregulación es la capacidad inherente del cuerpo para corregirse, adaptarse y recuperar el equilibrio sin intervención externa. Es el principio fundamental de muchas disciplinas que trabajamos en Vital, como la osteopatía, la PNI o la inmunonutrición.
Cuando liberamos una restricción estructural o desbloqueamos una emoción retenida en un órgano, no estamos “curando” desde fuera. Estamos facilitando que esa sabiduría interna vuelva a circular, como un río que encuentra de nuevo su cauce.
A nivel psiconeuroinmunológico, sabemos que el estrés sostenido, el trauma no procesado o una alimentación inflamatoria pueden silenciar esta capacidad de autorregulación. Pero también sabemos que pequeños gestos —una respiración consciente, una infusión bien elegida, una escucha amorosa en consulta— pueden reencender esa llama interior de regeneración.
🌱 Sanar no siempre es moverse rápido: a veces es sostenerse en quietud
La sanación no siempre se manifiesta en acción o en síntomas visibles. A veces el cuerpo se regula en la calma, en lo sutil, en lo que parece estático. Como las flores secas que siguen siendo hermosas aunque no cambien.
Desde la terapia transpersonal, reconocemos que muchos procesos de transformación suceden cuando dejamos de luchar contra lo que es, y simplemente habitamos lo que hay: el cuerpo, el síntoma, el silencio, el presente.
Y así, en la quietud, emerge lo que parecía perdido: la coherencia entre lo que somos, lo que sentimos y lo que el cuerpo nos susurra en cada dolor, cada tensión o cada alivio inesperado.
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✨ Escucha tu cuerpo, aún en su aparente quietud
Quizá la invitación de hoy sea simple pero profunda: honrar al cuerpo como honramos a ese ramo seco. Reconocer su memoria, su dignidad, su belleza más allá de lo visible. Entender que dentro de ti hay una fuerza que —aun sin que la controles— sigue buscando volver a la vida.
Porque eso hace el cuerpo cada día: regresarte a ti mismx.